El marketing ha evolucionado considerablemente en los últimos años, transformando no solo la manera en la que hacemos negocios, sino también nuestros estilos de vida.
Para quienes estamos inmersos en el mundo del marketing, esta evolución ha traÃdo consigo nuevas herramientas y estrategias que, bien utilizadas, pueden potenciar enormemente nuestro trabajo. Sin embargo, esta misma evolución nos ha sumergido en una dinámica acelerada, llena de actividades, reuniones y metas por cumplir, lo que a menudo nos lleva a perder de vista los elementos esenciales del marketing.
Entre agendas apretadas y la urgencia de lanzar campañas o proyectos, muchas veces olvidamos aplicar los principios fundamentales que ya conocemos. Esta situación nos hace reflexionar sobre un punto clave: el marketing digital no ha venido a reemplazar al marketing tradicional, sino a reforzarlo y complementarlo. Los principios básicos del marketing siguen siendo tan efectivos como lo fueron desde el principio.
El marketing digital no ha venido a reemplazar al marketing tradicional, sino a reforzarlo y complementarlo.
En este contexto, quiero resaltar dos elementos fundamentales que son la base del marketing, y que se mantienen vigentes incluso en el marketing digital: conocer al cliente y crear una propuesta de valor.
Como mencionaba antes, en medio del ajetreo diario y la presión por entregar resultados rápidos, muchas veces diseñamos estrategias sin considerar a nuestro cliente. Siempre he sostenido que una estrategia no debe gustarnos a nosotros como profesionales del marketing, sino al cliente o consumidor final al que está dirigida. De lo contrario, nuestras acciones perderán efectividad.
Por otro lado, está la propuesta de valor. No es que necesariamente estemos creando malas propuestas de valor, sino que en ocasiones simplemente no estamos generando la que nuestro cliente realmente necesita. Una propuesta de valor efectiva es aquella que responde directamente a las necesidades y deseos del cliente, y esto requiere un conocimiento profundo de su contexto.
Muchos de los conceptos, estrategias e ideas que utilizábamos en el marketing tradicional siguen siendo vigentes en el marketing digital. La clave está en reconocer cuáles de ellos siguen funcionando y cómo podemos adaptarlos para dar un impulso mayor a nuestras estrategias actuales.
No es que necesariamente estemos creando malas propuestas de valor, sino que en ocasiones simplemente no estamos generando la que nuestro cliente realmente necesita
Ejemplo práctico
Imaginemos una campaña para una tienda de moda local. En el marketing tradicional, conocer al cliente implicaba realizar encuestas o estudios de mercado para entender qué tipos de ropa preferÃan, sus estilos y rangos de precios. En el marketing digital, este conocimiento se expande: ahora podemos usar datos de redes sociales, comportamiento en la web y análisis de tendencias para segmentar aún mejor a nuestro público. No obstante, el principio es el mismo: entender quién es el cliente y qué necesita.
En cuanto a la propuesta de valor, si antes el enfoque estaba en ofrecer moda accesible y de calidad, en el entorno digital esta propuesta puede enriquecerse con beneficios adicionales como envÃos rápidos, atención al cliente personalizada a través de chatbots, o experiencias de compra más ágiles gracias a plataformas intuitivas. Nuevamente, el concepto sigue siendo el mismo, pero adaptado a las nuevas herramientas digitales.
En conclusión, aunque el marketing ha evolucionado y lo seguirá haciendo, no debemos olvidar los fundamentos que siempre han funcionado. Conocer al cliente y ofrecer una propuesta de valor adecuada son pilares que, bien aplicados, seguirán siendo la clave del éxito tanto en el marketing tradicional como en el digital.
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